Dibujos animados y recuerdos asociados.
1.- DAVID EL GNOMO. Me viene a la cabeza el olor a la cola de carpintero con la que pegaba los cromos en el coleccionable (el mismito mismito que el de la foto, que entrañable). Creo que ese fue mi primer contacto con las sustancias psicoactivas. Ese olooooooooooor a colaaaaaaaa... me acuerdo que tenía una sudadera super suave de color verde. Y de ese olooooooooooor...
2.- LA ALDEA DEL ARCE. Odio esa puta serie. Me recuerda a estar encerrado en casa en vez de estar en la playa o en cualquier otro sitio digno de un niño que quiere ensuciarse. El lobo-cartero me daba auténtico mal rollo.
3.- LOS SIMPSON. Mi abuelo venía tarde los miércoles de llevar ganao al mercáu de Avilés. No sé de qué forma convencía a mi abuela para que me dejase ver los Simpson ( de aquella en la 2 casi a media noche). Supongo que el hecho de que fueran dibujos animados fue determinante. Entonces se decía "dibujos animados para adultos". El caso es que cuando llegaba buelito cenaba por segunda (o tercera) vez con él y me iba para la cama con una buena fartura, rumiando la musiquita de cabecera de la serie que, con el tiempo, perdió todo aquel significado casi clandestino que tenía.
4.- ISIDORO ...es genial, es el rey de la ciudad. Entre cubos de basura, él se mueve con soltura. Sonia es, su novia quien, le roba el corazo ooo ooo ón. Con gatos así en la tv ¿quién podía renunciar a tener novia? La mía se llamaba Alicia (2º de preescolar) y era la más lista de la clase (totalmente premonitorio).
5.-CABALLEROS DEL ZODIACO. Para cuando llegué a vivir a la ciudad la serie ya estaba empezada y no pude entender la trama ¿alguien que la haya visto entera la entendió? Lo que me generó algún problema de integración en el nuevo cole. Luego me hice un macarra y me integré más o menos bien.
6.- LA BELLA Y LA BESTIA. Fue la primera película que fui a ver al cine sin compañía de adultos, solo con los amigos. Parece una tontería, pero fue todo un acontecimiento.
7.-HUGO. Hugo no era propiamente un dibujo animado, era más bien un videojuego. Lo veíamos desde el quiosco que llevaba mi madre en una tele pequeña y en blanco y negro. Los amiguetes de la época aprovechaban para "mangar" bollicaos y acojonarme (eran un poco mayores que yo)contando historias de miedo en las puertas de los garages de Pumarín.
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